sábado, 4 de junio de 2011

Cine y Pediatría (73). “Pequeña Miss Sunshine” y los niños prodigio: ¿estrellas o estrellados?


Pequeña Miss Sunshine es una transgresora comedia alternativa en forma de road movie con un ritmo sensacional y unos personajes míticos, película vital y con vitalismo contagioso. La ópera prima del matrimonio formado por Jonathan Dayton y Valerie Faris fue aclamada por la crítica, incluyendo dos Premios de la Academia, al mejor guión original (Michael Arndt, también responsable del guión de la maravillosa Toy Stoy 3, Lee Unkrich, 2010) y al mejor actor de reparto (Alan Arkin).

Pequeña Miss Sunshine se centra en la particular y conflictiva familia Hoover, compuesta por un abuelo moderno y drogadicto (Alan Arkin, ya nominado a los Oscar en sus inicios por ¡Qué vienen los rusos!, Norman Jewison, 1966), un padre que trabaja como motivador profesional y ha creado un curso sobre cómo tener éxito y no ser un fracasado (Greg Kinnear, candidato al Oscar a mejor actor de reparto en Mejor…imposible, James L Brooks, 1997), una madre que es el único eslabón a la coherencia (Toni Collete, candidata al Oscar a mejor actriz de reparto en El sexto sentido, M Night Shyamalan, 1999), un tío homosexual que se recupera de un intento de suicidio al ser abandonado por su novio (Steve Carell, carismático humorista en obras como Embrujada, Nora Ephron, 2005), un hijo adolescente cabreado con el mundo, con su familia y consigo mismo, que lee a Nietzsche y se niega a hablar hasta que no sea piloto de pruebas (Paul Dano, que ya adquirió la fama en sus comienzos por el rebelde adolescente de L.I.E, Michael Cuesta, 2001) y la hija pequeña Olive, gafotas y con barriguita, que quiere ser una joven belleza en un concurso (Abigail Breslin, una joven promesa cuyo debut fue a los 6 años en Señales, M Night Shyamalan, 2002 y que se consagró con La decisión de Anne, Nick Cassavetes, 2009). Un golpe de fortuna hace que Olive sea invitada a participar en el concurso de belleza y talento infantil denominado ‘Pequeña Miss Sunshine’ en California, para lo cual toda la familia Hoover, por diferentes razones, tendrán que acompañarla subidos a una destartalada furgoneta amarilla. Para el concurso se buscaron niñas que realmente concursan en este tipo de festivales, mostrando la estética y movimientos auténticos de las jóvenes participantes.

Pequeña Miss Sunshine es un alegre y divertido cuento sobre un grupo de inadaptados que focalizan sus esperanzas en el triunfo de una imposible niña prodigio, símbolo de una sociedad competitiva en la que el mundo se divide en triunfadores y fracasados. Pero también es una crítica a los famosos concursos de belleza infantiles de Estados Unidos (bajo el nombre de “Little Miss Perfect”): pequeñas muñecas de carne y hueso, sofisticados peinados, con uñas postizas, bronceado artificial, sonrisas ensayadas, lentillas de colores, tacones altos y relucientes vestidos, … el sueño de cualquier niña, pese a las elevadas probabilidades de que ese sueño acabe por convertirse en pesadilla. Los certámenes de belleza infantil se han convertido en las últimas décadas en todo un fenómeno de masas y sobre todo, en un lucrativo negocio para los que manejan sus hilos. Toda una red mediática y de lo más lucrativa que gira en torno a las pequeñas niñas, de unos cinco a doce años, que literalmente son lanzadas por sus padres a este mundo plastificado en donde todo se rige por puras apariencias y donde el daño está servido en la educación y desarrollo infantil. 

Porque cuando la competitividad se traslada al mundo infantil se atraviesa una difícil barrera que puede conllevar mucha infelicidad. Y, si esa competitividad concurre en niños con especial talento, superdotado o niño prodigio, acaba convirtiéndose en un verdadero dilema para la familia, incluso un problema ético. Un niño prodigio es alguien que a una edad temprana (generalmente antes de los 10 años) domina uno o más campos emprendidos generalmente por adultos. Algunos de los campos más comunes de los niños prodigios son las artes visuales (principalmente el cine), la música, el deporte, las matemáticas, el ajedrez, etc. Se han creado incluso listas de niños prodigio que han votado el público (la mayoría del mundo del cine y algunos del mundo de la música) o se han documentado los niños prodigio del siglo XX en su capacidad intelectual. Como vemos, es en el panorama cinematográfico donde más niños prodigio reconocemos. 

En la línea de la película que hoy comentamos, enumeraremos a 10 jóvenes promesas “made in Hollywood” que acabaron estrellándose alrededor de la adolescencia o juventud por no saber cómo controlar una situación que era superior a ellos: 

 - Judy Garland: una actriz con una voz prodigiosa, saltó al largometraje con 13 años con películas como Pigskin Parade (David Butler, 1936), pero la fama llego, por supuesto, con la dulce Dorothy que deseaba volver a casa en El Mago de Oz (Victor Fleming, 1939). Aunque la fama estuvo siempre de su lado, las drogas y el alcohol se apoderaron de ella, llevándola a la muerte en 1969, con sólo 47 años. 

- Brandon de Wilde: su primera aparición en pantalla fue con 10 años en The member of the wedding (Fred Zinemmann, 1952), pero su revelación fue un año después con Raíces profundas (George Stevens, 1953), por la que fue nominado al Oscar a mejor actor de reparto. No consiguió mantener el tipo, y murió en un accidente de tráfico a los 30 años en estado de embriaguez y para los que a muchos fue una especie de suicidio. 

- Linda Blair: su primera aparición en pantalla fue con 11 años en The way we live now (Barry Brown, 1970), pero su revelación vino como la niña que retuerce el cuello y vomita bilis en El exorcista (William Friedkin, 1973) y algunas secuelas posteriores. A los 14 años era adicta al alcohol y las drogas y su carrera posterior se hundió en los michelines, la serie B y el resentimiento a su profesión. 

- River Phoenix: debutó con 15 años en Exploradores (Joe Dante, 1985), pero saltó al estrellato con Un lugar a ninguna parte (Sidney Lumet, 1988), película por la que estuvo nominado a los Oscar. River murió a los 23 años de sobredosis por mezclar varias drogas y alcohol, y su figura ya queda en la memoria como el James Dean de finales del siglo XX. 

- Henry Thomas: debutó a los 11 años con su papel más reconocido, el amigo de E.T., el extraterrestre (Steven Spielberg, 1982). Su primer papel le marcó a fuego y, aunque ha realizado algunos papeles más como en Gangs of New York (Martin Scorsese, 2002), su trayectoria ha sido breve, escasa y en papeles secundarios. Escaso éxito en la vida, aunque sin llegar a los tropiezos de juventud que atesoró su hermana en la ficción en E.T., Drew Barrymore. 

- Drew Barrymore: su primera aparición fue espectacular como la niña de 7 años que cuidaba de E.T., pero no supo cuidar de sí misma y confesó que a los 9 años bebía alcohol, a los 10 fumaba marihuana y a los 12 era cocainómana. Por suerte, Drew ha sabido encauzar su vida y ahora está estupenda en Los Ángeles de Charlie (Joseph McGinty Nichol, 2000) y sus secuelas. 

- Chistina Ricci: su debut fue a los 10 años con Sirenas (Richard Benjamin, 1990), pero la fama le llegó con La familia Adams (Barry Sonnenfeld, 1991) y una prolífica filmografía, pese a que el divorcio de sus padres, cuando ella era una adolescente, le provocó problemas de anorexia y bulimia. 

- Macaulay Culkin: su primera aparición en cine fue con 7 años en Rocket Gibraltar (Daniel Petrie, 1987), pero alcanzó el éxito en la década de los noventa con Solo en casa (Chris Columbus, 1990) y sus secuelas. Con 10 años, se convirtió en el niño más famoso de la época, pero el divorcio de sus padres hizo que Macaulay cayera en el alcoholismo y la drogadicción, despilfarrando su fortuna. 

- Lindsay Lohan: ha pasado de ser una niña adorable de 12 años con la cara llena de pecas que debutó en el papel de ambas gemelas en Tú a Londres, yo a California (Nancy Meyers, 1998) a una adolescente de comedias como en Herbie: a tope (Angela Robinson, 2005) que poco a poco ha perdido el norte entre el alcohol, los calmantes y las drogas a ocupado páginas y páginas de las revistas de famoseo en los últimos años. Ahora en el currículum de Lindsay aparecen sus cinco accidentes de tráfico, sus fotos comprometidas y sus dos ingresos en clínicas de rehabilitación. 

- Haley Joel Osment: debutó a los 6 años como el hijo de Forrest Gump (Robert Zemeckis, 1994), pero la piedra angular de su carrera ha sido El sexto sentido (M Night Shyamalan, 1999). Pero Haley Joel no ha tenido tanto éxito en la vida real como en las películas: un accidente de tráfico hace unos años, mientras conducía bajo los efectos del alcohol y las drogas, le ocasionó la condena de ingresar en Alcohólicos Anónimos. 

Ejemplos de estrellas infantiles que acabaron estrelladas. Un ejemplo más de posible abuso en la infancia y de la infancia. Lo que en clave de comedia nos presenta la peculiar familia Hoover y nos recuerda en esta frase: "¿Sabes qué? A la mierda estos concursos. La vida es un puto concurso de belleza detrás de otro: el instituto, la universidad, luego el trabajo...". Porque los años de infancias son maravillosos para ser niños, no otra cosa. Os dejo con Olive y a la familia Hoover bailando el "Superfreak", canción y baile provocativo y una forma divertida de provocar la reflexión.

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